Y los fantasmas de tu amor
se dejan ver por mi habitación,
maldiciendo mi cordura
y torturando mi razón.
Tus palabras fueron claras
mas este alma enamorada,
se niega a darse por vencida
y escribe para no ser olvidada.
Revuelvo el estercolero
y aunque quiera no encuentro
mas que razones para
no creer en cuentos.
De mí depende, solo de mí,
a cuál de las dos yo dar elixir,
a mi cordura casi inquebrantable
o el amor que me hace vivir.
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