Cadenas de pluma oprimen mis muñecas,
ojos represores vigilan que no se rompan,
mientras el sonido de un bajo besa mis
orejas,
espero que el tiempo recompense muertas
horas.
Un silencio efímero marchita mi oscura sien,
aquellos que reprimen mi doloroso verso,
aquellos a los que algún día quise y amé,
son los abogados del diablo en este cuento.
Libertad, solo libertad, es lo que anhelo,
buscando entre la basura atisbos de luz
cálida,
cadenas, solo cadenas, es lo que obtengo,
en momentos de metafísica absurda y trágica.