Agujas de coser picotean mi espalda,
intentan doblegar la voluntad de mi ser,
avispas que en las venas de mi alma
ennegrecen las crines de este corcel.
Destrózame, ya poco importa mi voluntad,
este caballo ha trotado durante vidas,
ahora hace de la compañía una necesidad,
cansado de cabalgar noches tras noche, día tras día...
Necesitaba un repaso a lo más reciente de tu blog. Tan agudo como siempre. Un abrazo Dani.
ResponderEliminar¡Tan atento como siempre! Un placer David, saludos ;)
Eliminar